En agosto comienza el próximo periodo de sesiones ordinario y con él, la posibilidad de descongelar aquellas reformas a la Ley Federal del Trabajo que permitan la reducción de la jornada laboral para que pase de 48 a 40 horas semanales, así como el incremento a los días de aguinaldo, que sería de 30 días en lugar de 15 como se encuentra actualmente. 

El impacto de esta reforma, en el caso de que llegue a ser aprobada en cámara de diputados, de senadores y publicada en el Diario Oficial de la Federación (DOF), aplicaría para los trabajadores dentro de la formalidad, quienes tendrían derecho a dos días de descanso. 

En el caso de México, las extensas jornadas laborales derivan en pobreza de tiempo para los empleados, burnout, rotación, falta de compromiso, sedentarismo y mayores costos operativos para las compañías, de acuerdo con Melhina Magaña, en su columna “La reducción de la jornada laboral tiene que venir con un cambio de enfoque en la productividad”, publicada en Bussines Insiders México. 

Dentro de ese artículo, destaca que la tendencia internacional es hacia la semana de 40 horas como lo establece la OCDE, pues la búsqueda de equilibrio entre trabajo y vida personal es una constante entre los trabajadores, sin embargo, para los empleadores el reto está en la falta de herramientas y conocimientos para conseguir mayor productividad en menor tiempo, con la ausencia de incentivos que allanen el camino de esta transición.