sábado, julio 27, 2024
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Además de las fotos glamurosas de mujeres embarazadas esperando felices la llegada de su bebé y de sesiones en familia ya con su recién nacido en brazos, que despiertan ternura entre quienes las ven, la maternidad también es cansada, aunque haya sido una elección y la tarea de maternar no debería concentrarse con mayor peso en la mamá, sino distribuirse con la pareja, en lo colectivo, con la red de apoyo y el Estado, en eso coinciden especialistas y madres de familia al reflexionar sobre los mitos románticos de la maternidad.

Cambiar los modelos de maternidad para que sean más realistas es lo que espera Saraí Aspeitia Robles, madre de una niña de 11 y de un niño de 9 años. Saraí considera que estos nuevos modelos son el paso para aceptar que no todas las mujeres quieren ser madres, y aun cuando lo elijan, se trata de una tarea muy difícil y cansada, pero las madres tienen el derecho de aceptar las equivocaciones, el cansancio y de existir dentro de la familia como mujer, pero de forma paralela en otros ámbitos.

“Para mí, ser madre es sumamente pesado pues como mujer llevo la mayor carga del trabajo de cuidado, desde que salí del quirófano, aún sangrando y vi a esa criatura pequeña, hermosa y sorprendente, me di cuenta que dependía completamente de mí. He tenido la suerte de que otras mujeres me acompañen y ayuden, lo mismo que tengo el apoyo de mi pareja, pero la mayor responsabilidad está puesta en mí, y eso, muchas veces me parece injusto”, compartió quien es maestrante en Educación Sexual con diplomado en Sexología Clínica.

Tras compartir que en su experiencia con la maternidad se ha sentido enojada, frustrada y agotada, reflexiona sobre la figura que se ha construido sobre las madres: o son vistas como mujeres amorosas y abnegadas o son vistas como una señora enojona que los regaña por haber salido mal en un examen o por no recoger su cuarto, pero fuera de esos roles, a veces son hasta invisibles y sin nombre al convertirse en “la mamá de…”

“Debo sacar fuerzas para brindar los cuidados que requieren mis hijos para vivir, no hay opción de no darles de comer, no hay opción de no cuidarles, no puedo no preocuparme cuando están enfermos, son mi responsabilidad”, expresa y recuerda que dejar a sus hijos en la guardería fue una decisión que siempre le cuestionaron, “si no sentía culpa, si no sentía feo”, aunque reconoce que nunca experimentó eso. “Me preguntó si a los hombres también les preguntan si sienten culpa de dejar a sus hijos para trabajar”, reflexiona.

Al estar convencida de que muchas cosas tienen que empezar a cambiar, ha decidido tomar tiempo para ella, “me he dado cuenta que ser una persona plena, que se desarrolla y que se siente feliz, es mejor para mis hijos, que ser una madre con la casa impecable, los uniformes planchados, comida gourmet y mala cara por sentirme infeliz”, compartió.

De acuerdo con Paola Josefina González Castro, profesora de la Escuela de Psicología de la Universidad de Monterrey, “la maternidad no ha resultado tan inofensiva para muchas mujeres” y algunos estudios reportan que en México y a nivel mundial, 20% de las mujeres sufren depresión posparto en los seis meses posteriores de dar a luz.

En el artículo titulado “Juzgar menos empatizar más, y evitar romantizar la maternidad”, González Castro señaló además que después de los primeros cinco días del parto, el 80% de las mujeres sufrirán “depresión del tercer día”, “depresión posparto” o baby blues.

Dichas situaciones, explicó, se relacionan con el trato desigual que recibe una mujer que recién alumbró, respecto a una mujer embarazada, pues esta última recibe atenciones y es protagonista, mientras que la mujer que recién dio a luz, queda desplazada por el bebé.
A esto se suma que a los 45 días, las mujeres deben regresar al trabajo para seguir produciendo, y empieza el dilema de a cargo de quien dejan a su recién nacido.

“Es necesario preguntar a las nuevas madres genuinamente cómo están, cómo se sienten, y darles espacio para que puedan llorar o expresar su cansancio, porque en muchas ocasiones cuando una mujer expresa su descontento o muestra su arrepentimiento, se le reprocha”, expresó la especialista.

En un artículo de opinión publicado en el sitio Zona Docs, Andy Hernández Camacho compartió que la maternidad debería ser libre, deseada, acompañada y sin sacrificios que coloquen a las mujeres que maternan en segundo plano, pero que además, el trabajo de crianza deje de recaer solamente en la madre y que incluya a la pareja, “a la tribu” y a un Estado que brinde espacios de protección y licencias de maternidad y paternidad más amplías.

“Me hubiera encantado saber que hay partos respetados y otros que no, que existe la violencia obstétrica y que como tantas violencias está normalizada; que la lactancia puede ser un camino sinuoso, pero también placentero. Que mis días terminarían agotada, que vendrían las lágrimas y que me preguntaría cuándo empezaré a sentir que maternar es lo más bonito que me ha pasado. Cruda realidad es que la maternidad es un oxímoron de contradicciones que pone patas arriba la vida, la relación de pareja, la relación con el mercado laboral, la relación con el mundo y contigo misma”, expresó.

En el artículo publicado por CIMAC, titulado “Lejos de la romantización. La maternidad es compleja, diversa, heterogénea y provoca sentimientos ambivalentes”, la doctora María Dolores Pérez Bravo, profesora de la Universidad Autónoma de Madrid, explicó que maternar no debe ser responsabilidad o tarea única de las mujeres, sino de la colectividad, porque eso permitiría vivir esta etapa de manera libre, plena y franca. Y para ello, es necesario contar con políticas públicas de igualdad y protección a la maternidad y lactancia pues en México, la licencia de maternidad es de 12 semanas, mientras que a los padres, la Ley Federal del Trabajo les otorga cinco días con goce de sueldo por el nacimiento o adopción de un hijo.

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