sábado, julio 27, 2024
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La reconocida actriz Scarlett Johansson ha levantado un clamor al descubrir que OpenAI, la empresa detrás de ChatGPT, usó su voz sin su consentimiento en la nueva versión del chatbot. A pesar de que Johansson rechazó la propuesta de la compañía para prestar su voz al proyecto, OpenAI continuó adelante con su plan, lo que provocó la indignación de la actriz.

 

El revuelo se desató cuando los usuarios notaron que la nueva voz del sistema, llamada Sky, sonaba sorprendentemente similar a la de Johansson. La actriz expresó su malestar, señalando que el CEO de OpenAI, Sam Altman, había enviado un mensaje con el título de la película «Her», en la que Johansson había prestado su voz, lo que sugiere que las intenciones de la empresa eran imitar su voz sin su autorización.

 

Este incidente ha puesto de manifiesto dos problemas importantes relacionados con la inteligencia artificial y la ética en el uso de la propiedad intelectual. Por un lado, la creciente preocupación sobre cómo los sistemas de IA están utilizando el trabajo artístico humano sin permiso, y por otro, la actitud cuestionable de Altman al frente de OpenAI, quien ha sido criticado por su enfoque en productos llamativos en lugar de abordar los riesgos y preocupaciones éticas.

 

La situación también ha resaltado la necesidad de una mayor transparencia y legislación para proteger los derechos individuales en un momento en que la tecnología avanza a pasos agigantados y los riesgos de abuso son cada vez más evidentes. Este incidente ha generado un debate sobre los límites éticos en el desarrollo de la inteligencia artificial y la importancia de proteger los derechos de los individuos en un mundo cada vez más digitalizado.

 

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