La saturación del espacio aéreo en la Ciudad de México se hizo evidente el pasado 7 de mayo cuando a las 20:05 horas un avión de la compañía Volaris fue autorizado para aterrizar en una pista del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), la cual se encontraba ocupada en ese momento por otra aeronave. El piloto se dio cuenta y retomó el vuelo a fin de evitar un accidente, y los hechos se difundieron en un inicio a través de un video en las redes sociales.
Posteriormente, un avión de Aeroméxico proveniente de Bogotá abortó el aterrizaje en el mismo aeropuerto debido a la saturación de la pista, el pasado 11 de mayo, hecho que fue confirmado por la empresa a través de su cuenta de Twitter, “anoche el vuelo AM762, al aproximarse al @AICM_mx, realizó una ida al aire en cumplimiento a protocolos de seguridad nacionales e internacionales, debido a que el avión que había aterrizado previamente, demoró en desalojar la pista”.
De acuerdo con la Federación Internacional de Asociaciones de Pilotos (IFALPA), desde el 2014 el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México fue declarado con exceso de capacidad y expresó su preocupación tras la apertura del aeropuerto Internacional Felipe Ángeles el pasado 21 de marzo, por los incidentes relacionados con aeronaves que han llegado al nivel más bajo de combustible por esperas no planificadas o desvíos por retrasos.
La organización consideró que los controladores aéreos han recibido poca capacitación y apoyo sobre cómo operar esta nueva configuración en el espacio aéreo, y sugirieron viajar con combustible extra para esperas prolongadas y posibles desvíos.
Ante la situación, el gobierno federal que encabeza Andrés Manuel López Obrador señaló que no existe ningún problema con el rediseño del espacio aéreo en el Valle de México y que no habrá decretos que obliguen a las aerolíneas a tener vuelos desde el AIFA, ya que esta será una decisión voluntaria de las empresas.
Sin embargo, uno de los convenios entre funcionarios federales y representantes de la industria de la aviación para ordenar el espacio aéreo en la Ciudad de México, fue trasladar el 25% de las operaciones que actualmente realizan en el AICM, al AIFA, reportó el gobierno federal a través de su cuenta oficial de Twitter.
Desde su anuncio hasta la puesta en marcha, el AIFA ha sido polémico, porque para su construcción se canceló la obra del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) obra que llevaba un avance del 30%.
Otro dato controvertido fue el costo del AIFA, que resultó en 75,000 millones según lo anunciado en un inicio por el Gobierno Federal, no obstante, los analistas han señalado sobrecosto en esta obra y opacidad en los datos.
Mientras que Ana Elizabeth García Vilchis dijo que el costo real fue alrededor de 74,000 millones de pesos, lo que representa una inversión menor de 100,000 millones que se tenían previstos, el articulista Carlos Urzúa señaló que hay sobrecosto de más del 50%, por el costo de la cancelación del NAIM que de acuerdo con la Auditoría Superior de la Federación (ASF) fue de 332,000 millones de pesos y los “costos hundido” que generan un remante de deuda de 4,200 millones de dólares.