Dejen que les cuente que yo era de las personas que cuando veía unos zapatos hermosos en el aparador inmediatamente entraba a la tienda, pedía mi talla, me los probaba y aunque no me quedaban a la perfección y aunque sabía que la maniobra iba a ser complicada, los compraba. Y así, fui llenando una zapatera de tacones hermosos, pero sólo de lejos; porque si me los ponía, terminaba odiándolos.
Yo era ese tipo de personas con los zapatos y conocí a gente que lo era con su ropa. Se notaba que el fit no era el ideal, que se veía forzado y que la comodidad brillaba por su ausencia.
Así pasa en la vida también.
¿Te ha pasado que por más que intentas se parte de alguien o de algo no funciona? ¿te ha pasado que se nota que no estás cómoda y que esa situación/persona/experiencia, solo te genera estrés? Les digo, es muy común.
Por eso, siempre, siempre aconsejo que cuando encuentren su prenda, talla, material, color, de verdad no lo dejen ir.
Tengo la suerte de tener muchas experiencias únicas que me han hecho conocer otros mundos, otros pensamientos, otras culturas y sentimientos mucho más profundos, por su puesto que mi espíritu aventurero me hace elegirla. No lo pienso 2 veces y mi curiosidad me orilla a envolverme en ellas para saber qué me quieren mostrar. Gracias a ello, me he dado cuenta de qué queda conmigo y qué definitivamente no. Se nota desde dejos, se nota mi incomodidad y se nota mi estrés.
¿Qué queda contigo? ¿Qué no? ¿Cómo te quieres sentir? ¿Cómo no te quieres sentir? ¿Qué color te hace sentirte poderosa? ¿Qué prenda se acomoda perfecto a tu cuerpo? ¿Qué material cuida de ti como tu segunda piel?
Te leo en los comentarios 😉
Con amor,
Alix.